A comienzos de 1976 Argentina estaba sumergida en una crisis política, institucional, social, y económica sin precedentes, de la que el terror y el desconcierto también formaron parte.
Desde los medios de comunicación los activistas del golpismo alimentaban la sensación de anarquía y sectores de la ciudadanía comenzaron a creer que la única salida era una nueva intervención de las Fuerzas Armadas, a pesar de que los partidos políticos habían acordado llamar a elecciones.
Cuando el 24 de marzo de 1976 la Fuerzas Armadas dieron el golpe de Estado muy pocos se sorprendieron. Incluso es posible que una porción de la población haya sentido cierto alivio: suponía que los militares estabilizarían la economía y pondrían fin a la violencia. Después de todo, el nuevo golpe se había autodenominado: "Proceso de Reorganización Nacional".
No hay comentarios:
Publicar un comentario