jueves, 7 de julio de 2011

Dictadura y Sociedad

  Un episodio tan grave como deponer a un gobierno elegido de manera constitucional difícilmente pueda concretarse por la acción de un único actor social. Por ejemplo, las Fuerzas Armadas; sino que requiere de un conjunto de alianzas sociales sólidas. No hay golpe de estado ni ningún tipo de apoyo civil y el golpe de 1976 no fue la excepción. No obstante, tampoco se puede sostener que la sociedad civil en su conjunto brindó su apoyo a la iniciativa castrense. Mientras que algunos sectores aceptaron de modos diversos la irrupción militar, desde actitudes que iban del apoyo y la adhesión hasta la resignación, otros recurrieron a diversos mecanismos para evidenciar un temprano distanciamiento desde la residencia y la desobediencia hasta la franca oposición.
  En el caso de la última dictadura, muchísimos argentinos en el ámbito privado aceptaron el golpe como una "solución" a las crisis de la gobernabilidad que se había creado el los últimos meses del gobierno de Isabel Perón. Seguramente bajo la idea - recurrente en el siglo xx argentino, de que la única opción frente al fracaso del gobierno constitucional consistía en confiar a los militares la tarea de la recomposición de la autoridad y el orden. Este consenso tácito, aunque extendido, es diferente - conceptual y políticamente - de otro cuyo carácter, aunque más acotado, fue explícito.
  Sectores de alto poder económico apoyaron el golpe, como lo prueba la fuerte suba de las acciones en la Bolsa de Comercio.           

No hay comentarios:

Publicar un comentario