En algunos casos, y el ejemplo del general Días Bessone es el más elocuente, las propuestas políticas no pasaron del plano de la enunciación. Por encima, de todos los avatares, la finitud de los planes políticos y las diferencias interarmas, queda el apoyo incondicional del presidente Videla al plan económico de Martínez de Hoz, que no se ubica cómodamente junto al proclamado postulado de promoción del desarrollo. Con anticipación, se podría concluir que el de Martínez de Hoz fue el único plan político que las Fuerzas Armadas, o un sector de ellas, impulsaron con cierta coherencia y continuidad.
En el período de Videla encontraron tres propuestas políticas, dos de ellas pertenecen al campo estrictamente militar y la tercera procedía de un sector de las fuerzas civiles que acompañaba el proceso militar. La propuesta política de la unidad nacional promovida por el sector mayoritario del Ejército, liderado por Videla y Viola, fue explicitada en 1979 después de cuatro años de gobierno militar. En ese momento, la corporación militar dio a conocer un documento denominado "Bases políticas de las Fuerzas Armadas para el Proceso de Reorganización Nacional", q2ue3 resumía tardíamente las pretensiones unificadas del golpe de 1976. La propuesta aunada llegaba en un momento de relativa vitalidad del Estado autoritario y pérdida paulatina de legitimidad.
El proyecto nacional fue ideado desde el Ministerio de Planeamiento por el general Días Bassone, apoyado por el sector más corporativista que se proponía alumbrar una "nueva república". En verdad, la propuesta nunca salió del plano de la enunciación y jamás fuer implementada.
El Movimiento de Opinión Nacional, o la idea de formar un "partido oficial", estuvo siempre presente en los distintos tramos del régimen militar, con Videla, Viola y Galtieri. El surgimiento de un nuevo partido, con apoyo popular, capaz de disputar e poder en las contiendas electorales, había sido la gran ambición de las fuerzas conservadoras desde que fueron derrotadas en las urnas por Hipólito Yrigoyen.
Por encima de las diferencias en el gobierno de facto prevalecía una mínima voluntad concordante en relación con tres condiciones necesarias para el retorno a la democracia, que fueron resumidas por el general Viola, en nobiembre de 1977:
1) la conclusión de la lucha anbtisubversiva;
2) la renovación de los partidos para que pudieran retomar el papel rector que les corresponde. Podría añadirse una cuarta condición presente en el pensamiento militar vinculada con la pretensión de cortas con fuerzas sindicales disciplinadas, sin identificación partidaria, circunscritas a su actividad gremial;
3) la consolidación de un orden económico adecuado.
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