El presidente Galtieri, en un mensaje dirigido al país el 15 de junio, anunció la rendición. Dos días más tarde era desalojado del poder. El fin de la confrontación militar impactaba directamente en la suerte institucional de la Argentina y se percibía que después de la derrota de Malvinas era inevitable la llegada de la democracia.
La sociedad no ocultó su frustración y el descontento por el fracaso militar; así, el tercer gobierno del proceso militar terminaba seis meses después de su comienzo agitado, dando lugar a la crisis institucional más grave del Estado autoritario.
La disolución de la Junta Militar, con la partida de la Fuerza Aérea y la Armada, es el punto más alto de la crisis del régimen autoritario. Los cinco días transcurridos desde la renuncia de Galtieri y designación de Bignone fueron reveladores de la desintegración del órgano máximo de poder militar.
El Ejército comunicó la desición unilateral de designar al general Reynaldo Bignone como presidente de la Nación, quién asumió el cargo a partir del 1º de julio de 1982.
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